¿Cómo puede ser feliz alguien que tiene hambre y ser?
En realidad, tener hambre y sed es algo bueno.
Si nunca tuvieras hambre, ni sed ¿Cómo sabrías que necesitas comida o agua? Dios nos dio el deseo de comer y beber para nuestro bienestar.
Jesús enseño: “Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados”. (Mateo 5:5) ¿Qué quería decir Jesús? Deja de leer un momento y ponte a pensar en esa pregunta
¿Ya pensaste la respuesta a esa pregunta?
Tener hambre y tener sed es bueno cuando logramos satisfacer ese deseo. Entonces nos sentimos felices.
¿Cómo satisfacer el hambre y sed de justicia? Deja de leer un momento y ponte a pensar en esta pregunta.
Vivimos en un mundo lleno de injusticias, la gente sufre por esas injusticias y esperan que se les haga justicia. Seremos felices cuando se satisfaga nuestra hambre y sed de justicia.
Jesús también explicó cómo se logra saciar ese deseo de justicia cuando contó la siguiente historia: “En cierta ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba a la gente. Y en aquella ciudad también había una viuda que iba vez tras vez a verlo y le decía: ‘Que se me haga justicia en este conflicto con mi adversario’. Resulta que por algún tiempo él no quiso atenderla, pero después se dijo a sí mismo: ‘Aunque no temo a Dios ni respeto a la gente, como esta viuda no deja de molestarme, me aseguraré de que se le haga justicia para que no siga viniendo y haciéndome la vida imposible’”. Y el Señor siguió diciendo: “¡Fíjense en lo que dijo el juez, aunque era injusto! Entonces, ¿no se va a encargar Dios de que se les haga justicia a los escogidos suyos que día y noche le suplican ayuda, mientras él es paciente con ellos? Les digo que él se encargará de que se les haga justicia rápidamente.
Pero, cuando llegue el Hijo del Hombre, ¿encontrará realmente esa fe en la tierra?”.
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