Un mendigo es una persona que habitualmente pide limosna. No es una persona que una vez pidió limosna, sino es una persona que tiene el hábito de pedir limosna. Una limosna es una cosa, especialmente dinero, que se da a otro por caridad. Los mendigos del espíritu piden habitualmente una cosa: “el espíritu”. Felices son los que piden habitualmente el espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3)
Jesucristo enseñó “Supongamos que uno de ustedes tiene un amigo y va a verlo a medianoche y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque acaba de llegar a mi casa un amigo mío que está de viaje y no tengo nada que ofrecerle’. Y el otro le responde desde adentro: ‘No me molestes más. La puerta ya está cerrada con llave y mis niños y yo ya estamos en la cama. No me puedo levantar a darte nada’. Les digo: aunque no se levante a darle algo por ser su amigo, seguro que por su insistencia y atrevimiento se levantará y le dará todo lo que necesite. Así que les digo: sigan pidiendo y se les dará, sigan buscando y encontrarán, sigan tocando a la puerta y se les abrirá. Porque todo el que pide recibe, y todo el que busca encuentra, y a todo el que toca a la puerta se le abrirá. En realidad, ¿qué padre entre ustedes, si su hijo le pide un pescado, le da una serpiente en vez de un pescado? O, si le pide un huevo, ¿le da un escorpión? Por lo tanto, si ustedes, aunque son malos, saben darles buenos regalos a sus hijos, ¡con mucha más razón el Padre en el cielo les dará espíritu santo a quienes se lo piden!”. (Lucas 11:9-13)
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