Lamentarse es sentir pena por algo que pasó. También puede significar sentir vergüenza o sentir arrepentimiento, sentirse triste y llorar. Así que una persona que se lamenta está sufriendo.
¿Cómo puede ser feliz alguien así?
Jesucristo enseño: “Felices son los que se lamentan, puesto que ellos serán consolados”. (Mateo 5:4) Lo que hace feliz a una persona no es el lamento en sí, sino el consuelo que va a recibir.
Jesús también dijo: “Vengan a mí, todos ustedes, que están cansado y llevan cargas pesadas, y yo los aliviaré. Pónganse bajo mi yugo y aprendan de mí, porque soy apacible y humilde de corazón. Conmigo encontrarán alivio. Porque mi yugo es fácil de llevar y mi carga pesa poco”. (Mateo 11:28-30) Así que debemos acercarnos al Señor Jesús porque con él encontraremos alivio.
Cuando Juan, el bautista, estaba encarcelado mandó a dos de sus discípulos a preguntarle a Jesús si él era el Mesías que habría de venir al mundo. En ese momento, él curó a muchas personas de enfermedades, de dolencias graves y de espíritus malvados, y les concedió la vista a muchos ciegos. Y les respondió: “Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: ahora los ciegos ven, los lisiados caminan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los pobres se les anuncian las buenas noticias. Feliz el que no tropieza por mi causa”. (Lucas 7:21-23) Así que las personas que se acercaron a Jesucristo fueron aliviadas de sus dolencias y fueron consolados de su sufrimiento.
Si te sientes triste, si estás sufriendo y te lamentas por lo que estás pasando, entonces acércate a Jesucristo, aprende de él y obedece sus enseñanzas y sentirás alivio.