Las raíces de una planta sirven para:
- Absorber agua y nutrientes del suelo para el correcto crecimiento y desarrollo de la planta.
- Anclar la planta al suelo para evitar que se caiga o se vuelque.
- Almacenar nutrientes y energía en forma de almidón, que puede utilizarse en caso de necesidad.
- Estabilizar el suelo y evitar la erosión, gracias a sus ramificaciones y a la cantidad de biomasa que producen.
- Generar un microclima propicio para el desarrollo de otros seres vivos, como hongos y bacterias, que contribuyen a la fertilización y conservación del suelo.