Proverbios de Salomón

Lecciones del libro bíblico llamado Proverbios

Había una vez en un pequeño pueblo llamado Vistalegre, dos amigos llamados Andrés y Mateo. Andrés era un niño honesto y siempre hacía lo correcto, mientras que Mateo a veces tomaba lo que no le pertenecía y decía mentiras para conseguir lo que quería.

Un día, el maestro de la escuela les dio una tarea importante: debían cuidar el huerto de la escuela durante una semana. Andrés se comprometió a cuidar el huerto con dedicación, mientras que Mateo pensó que podría tomar algunas frutas para sí mismo sin que nadie se diera cuenta.

Había una vez en un pequeño pueblo, un niño llamado Lucas que vivía con su abuela. Lucas era un buen niño, pero a veces se dejaba llevar por la tentación de conseguir las cosas fácilmente.

Un día, mientras jugaba en el parque, encontró una bolsa llena de monedas de oro enterrada bajo un árbol. Lucas se emocionó mucho y decidió llevarse la bolsa a casa sin contarle a nadie. Pensó que ahora podría comprar todos los juguetes y dulces que quisiera.

Había una vez en un pequeño pueblo, dos hermanos llamados Tomás y Felipe. Tomás era un niño muy sabio que siempre escuchaba a sus padres y aprendía de sus enseñanzas. Felipe, en cambio, era un poco travieso y a menudo no prestaba atención a lo que sus padres le decían.

Un día, su papá les pidió que fueran al bosque a recoger frutas. Les advirtió que no se acercaran al río porque era muy peligroso. Tomás escuchó atentamente y prometió seguir las instrucciones de su papá, pero Felipe no prestó mucha atención y solo pensaba en lo divertido que sería ir al río.

En el libro de los Proverbios del rey Salomón hay un consejo que dice así:

Escucha la disciplina de tu padre  
y no abandones las enseñanzas de tu madre.  
Son una hermosa corona para tu cabeza  
y un fino adorno para tu cuello.

Una vez le pregunté a mi mamá: ¿por qué dice el rey Salomón que las enseñanzas de la mamá son como "un fino adorno para tu cuello"?

Mi mamá me dijo que las enseñanzas de tu madre te ayudan a verte mejor, más elegante y agradable delante de otras personas, como si tuvieras un collar fino en el cuello.