Más historias

En esta sección se publicarán historias reales, interesantes y divertidas.

El taxi destartalado

El taxi destartalado

Una vez la abuelita Margot pidió por teléfono un taxi, pero cuando llegó, era un auto muy viejo, el asiento  donde se sentó estaba hundido y el auto temblaba mientras avanzaba. La abuelita le pidió al chofer que, por favor, la lleve hasta la farmacia que estaba a dos cuadras de su casa y allí se bajó.

En realidad ella quería hacer un viaje muy largo, por eso llamó al taxi, pero al ver que era un auto tan viejo, decidió que la llevara sólo a la farmacia que estaba cerca  para no tener que seguir viajando en ese auto destartalado. Ella quería pagarle 5 pesos porque el viaje era muy corto, pero el taxista le dijo que eran 10 pesos como mínimo. La abuelita pago, se bajó del auto y luego continuó su viaje es bus.

¿Por qué crees que la abuelita  se subió a un taxi tan viejo, si ella no quería viajar en ese auto?
¿Por qué será que el taxista no quiso aceptar los 5 pesos por un viaje tan corto?
¿Qué hubieras hecho tú en esa situación?

¿Confianza? Ni en mi camisa

Foto del presidente Mariano Melgarejo

Hace más de cien años existió un presidente en Bolivia que no podía confiar en nadie, porque él era muy malo con la gente, así que tenía muchos enemigos.  Éste presidente se llamaba Mariano Melgarejo.

Un día al despertar por la mañana, se enteró de que uno de sus amigos estaba haciendo planes para atacar a su gobierno y sacarlo de presidente. Así que Melgarejo pensó en voz alta diciendo:

- Verdaderamente ¡en nadie debo confiar!

Pero uno de los jefes militares le contestó:

- No se preocupe, vamos a ganar esta pelea, usted tiene que confiar en su ejército.

Entonces Melgarejo le contestó:

¿Confianza? ¡Ni en mi camisa!

Luego se sacó su camisa, la colgó en la pared, llamó a cuatro soldados y les mandó que fusilaran a su camisa. Los soldados obedecieron, dispararon con sus rifles y la camisa se arruinó por las balas.

Lo que podemos aprender de esta historia es que si tratas mal a las demás personas, al final vas a tener muchos enemigos y no vas a poder confiar en nadie.

La ley de mi madre

Un fino adorno para tu cuello

En el libro de los Proverbios del rey Salomón hay un consejo que dice así:

Escucha la disciplina de tu padre
y no abandones las enseñanzas de tu madre.
Son una hermosa corona para tu cabeza
y un fino adorno para tu cuello.

Una vez le pregunté a mi mamá ¿por qué dice el rey Salomón que las enseñanzas de la mamá son como "un fino adorno para tu cuello"?

Mi mamá me dijo que,  las enseñanzas de tu madre, te ayudan a verte mejor, más elegante y agradable delante de otras personas, como si tuvieras un collar fino en el cuello.

Mi madre me dio muchas enseñanzas cuando yo era niño, pero con el tiempo casi las he olvidado, así que en esta página voy a escribir todas las leyes de mi madre que aún recuerdo.

  • Todo lo exagerado hace daño.
  • Ver, oír y callar, si quieres del mundo gozar.
  • No comas el cuero del pollo.
  • No hagas ruido con la cuchara al tomar la sopa.
  • No comas con la boca abierta.
  • No golpees la taza con la cucharilla cuando endulzas tu té.
  • No pongas los codos en la mesa
  • Ponte calcetines para que no se te entre la humedad.
  • Estornuda a un lado.
  • Cuando planches tienen que coincidir las rayas del pantalón.
  • Lávate las manos antes de comer.
  • No camines con los pies húmedos.
  • No abras la heladera si estás mojado.
  • Toma un vaso de agua todas las mañanas.
  • No tomes el jugo de la carne con aceite.
  • No comas mucha mayonesa.
  • Come frutas.
  • No te olvides visitar a tu abuelita.
  • Cena temprano.
  • Duerme temprano.
  • No te agaches tanto para comer.
  • No te chupes los dedos.
  • No comas tan rápido.
  • Come pan integral en lugar de pan blanco.
  • Endulza con azúcar morena que no tiene químicos.
  • En la tele hay pura violencia e inmoralidad.

 

No todo lo que piensas es la verdad

No todo lo que crees es la verdad

Una mañana, hace unos treinta años, el abuelito Franz subió al autobús, como lo hacía todos los días, para ir a su trabajo. Se sentó junto al conductor, y en el parabrisas, había un letrero que decía:
¡Convéncete! No todo lo que piensas es la verdad.
Cuenta el abuelito, que ese mensaje, fue un golpe para él, porque no se había puesto a pensar que, tal vez, algunas cosas que creía, no eran la verdad. Es fácil ver los errores de los demás, y darse cuenta que otras personas están equivocadas, pero es más difícil ver los propios errores y entender que algunas cosas que uno cree, son falsas.

¿Sabías que algunas de las cosas que tú crees, ahora mismo, son falsas?

La Escalera

La Escalera

Un día,  en el patio de mi casa,  escuché la siguiente conversación:

- Hola niño ¿está tu abuelita?
- Buenos días, creo que sí está.
- ¿Podrías por favor preguntarle si me presta una escalera?
- ¿Chica o grande?

En la casa no había ninguna escalera, ni chica ni grande, así que antes de que el vecino pudiera responder, yo me adelanté para decirle que no teníamos escalera.
Nos reímos de la conversación, porque algo muy parecido ocurrió en un episodio de la serie de televisión llamada: "El Chavo del 8".

¿Por qué crees yo interrumpí en esa conversación?

El Camba Platudo

El Camba Platudo

La profesora Yudith les enseñó a sus alumnos de primaria una poesía muy divertida. No sé quién la inventó, pero me hacía reír mucho.

Hace unos días la quise declamar delante de algunos amigos, pero no la recordaba bien. Me puse a buscarla en Internet, pero no pude encontrarla. Al final, una de las alumnas de la profe Yudith la recordó y es por eso que decidí escribirla aquí, para tenerla disponible, la próxima vez que la necesite. 


La poesía se llama: El Camba Platudo y dice así:

Me dijo que era princesa
la cunumi del Sirari
y la encontré en el mercao
vendiendo leche en su tari.

Al verla me dio una rabia,
enojao la saludé,
y pa' que vea que soy platudo,
todinga su leche se la compré.

Pero al llegar a mi casa
¡qué tunda la que llevé!
puej todo lo del mercao,
en sólo leche lo gasté.

La Mamita

La Mamita

Una vez le pregunté a uno de mis sobrinos:

- ¿Por qué le dices mamita a tu abuelita?

Mi sobrino me contestó:

- Le digo mamita, porque ella me dijo, que si le digo abuelita, me va reventar los dientes.

A la nieta de la abuelita le dije:

- No le digas mamita a tu abuelita, mejor dile abuelita.

Pero ella me respondió:

- Es  que no le gusta que le digan abuelita, prefiere que le digan mamita.

Así que le pregunté a la abuelita:

-  ¿Por qué no le gusta que le digan abuelita?

La abuelita me contestó:

- Es que es muy feo que a uno le digan ¡Abuela!

Así que me puse a pensar:

Lo que la abuelita en realidad quiere, es que le hablen con cariño.

¿A ti te gusta que te hablen con cariño?

¿Sabías que a todos les gusta que le hablen con cariño?

¿Qué palabras cariñosas puedes decirles a tus seres queridos?

¡Prohibido leer!

¡Prohibido leer!

Cuenta la abuelita Margot que, cuando ella era niña, su mamá le prohibió leer, porque le dijo que si leía, se podía volver loca. ¿Por qué una mamá le diría eso a su hija? ¿Acaso leer nos puede volver locos?

Dice la abuelita que ella leía una revista llamada "Vanidades" porque dentro de ella habían unas historias, que le gustaban mucho, escritas por una mujer llamada Corín Tellado. Leía las revistas a escondidas porque si su mamá la encontraba leyendo esas revistas, entonces se las quitaba. Al principio me parecía increíble que una mamá no deje leer a su hija, pero después comprendí que lo que la mamá le estaba pidiendo a su hija era que no lea esas historias, porque no eran cuentos para niñas de su edad. 

Es muy importante aprender a leer, pero hay que tener cuidado con lo que uno lee. Existen muchos cuentos que te pueden gustar, pero  existen también algunos lecturas pueden asustarte y otras pueden confundirte. 

¿A quién crees que le podrías pedir que te ayude a escoger unos buenos cuentos para ti?

Escribir ayuda a bajar de peso

Escribir ayuda a bajar de peso

¿Sabías que escribir puede ayudar a las personas a bajar de peso?

En el libro "El Poder de los Hábitos" se cuenta la historia de un grupo de más de mil personas, a las que se les pidió que anotaran todo lo que comían durante un día a la semana. Muchas de estas personas se olvidaron de anotar sus comidas, pero con el tiempo algunas de esas personas empezaron a escribir sus comidas más seguido, otras decidieron anotar lo que comían todos días.

Después de seis meses, las personas que habían escrito sus comidas, por lo menos una vez a la semana, habían bajado de peso mucho más que las personas que se olvidaron de anotar sus comidas.

¿Por qué será que, escribir lo que comen cada día, ayuda a las personas a bajar de peso? 

La Profecía del Faraón

Imagen de Faraón

Existe una nación muy antigua llamada Egipto que era gobernada por un rey al que llamaban faraón. Cuando el rey de esa nación moría, entonces uno de sus hijos era elegido como nuevo rey; al nuevo rey también se le llamaba faraón. Existieron muchos faraones diferentes por casi mil años en Egipto.

Cuenta la historia que  existió un rey que no era hijo del anterior faraón, así que tenía muchos enemigos que decían que él no debía ser el nuevo faraón. Este nuevo rey tenía un nombre complicado, se llamaba: Amenemhet.

El faraón Amenemhet gobernó durante 29 años. Convenció a su pueblo de que él debía seguir siendo el rey con un papel que él mandó a escribir. En ese papel estaba escrita una profecía que decía que en el futuro aparecería un rey llamado Ameni y ese rey salvaría a Egipto de los desastres que estaban por llegar. Los egipcios le creyeron y lo mantuvieron como rey hasta su muerte. Cuando él murió, entonces su hijo se convirtió en el nuevo Faraón.

¿Por qué será que el faraón pudo convencer a su pueblo con una profecía que él mismo se inventó?